En la pandemia del COVID-19, la comunicación tiene un papel central como medio para coordinar las actividades colectivas, globales y nacionales que pueden contenerla; pero también ha demostrado ser un espacio utilizable con fines políticos mediante fake news y teorías de la conspiración, que encuentran terreno fértil en el miedo y la histeria. Sobre todo, cuando estos factores son negados. El miedo es producto de la asimetría básica entre un ente sistémico invasivo, frente al cual el individuo esta indefenso. Las reacciones dependen entonces de la posibilidad de entender y operar las acciones colectivas que redundarán en la seguridad individual. Por lo tanto, las características culturales específicas de cada sociedad o grupo, su forma de ser individuos o entender la individualidad, definen tanto el manejo del miedo, como la capacidad de operar acciones efectivas contra el virus.